Thursday, March 13, 2008

LAS DOS CASAS

hermana Maria Natal, miembro
de Zarephath Christian Church-Ministerio Hispano
Pastor Abel Espada

Dos hombres empezaron a construir casa . EI primero le dice al otro, yo quiero construir una casa para mi familia. Quiero una casa grande con muchas habitaciones y espaciosa. No me gustan las casas pequeñas. Pronto vendrán los hijos. Yo quiero tener muchos hijos, además vendrán los familiares de mi esposa y querrán quedarse. Haré fiestas e invitaré a mis amistades. Con lo que he ganado, puedo hacerlo. Siguió el hombre hablando de lo mucho que había acumulado en el banco, de la gran vida que se iba a dar en la casa. La iba a construir cerca de la playa para aprovechar el verano, e invitar a todos los amigos a disfrutar de la mansión que iba a construir. Llego el esperado dia y el hombre termino su casa. El tipíco insensato de que hablan las Escrituras diria yo. Podia ver las olas batiendose a la distancia. Parecian que iban a golpear la casa pero luego se retiraba al lugar de donde empezaban, para luego seguir batiendose y así seguir con su rutina del vaibén de olas.

El segundo hombre vió la casa terminada y sintió un poco de tristeza porque el no tenía tanto dinero para hacer una mansión como la de su amigo. Había comprado un pequeño lote de terreno en un lugar pedregoso. Fué lo único que pudo encontrar, pues no tenía tanto dinero como su amigo, pero como pudo limpío el lugar y empezó a hacer su casa. Tuvo que cavar bien hondo en las rocas para poner los cimientos de su casa. El terreno era pura piedra, pero tenía una ventaja, si cavaba y hacía los hoyos en terreno rocoso y los hacía bien profundos, y luego ponía los cimientos y le hechaba el cemento, iban a quedar tan fuertes que nada los iba a derrumbar. Así fue poniendo viga tras viga hasta que terminó su casita. No tan grande como la de su amigo, pero su esposa estaba feliz, iba a estrenar casa. Quizás no podía invitar a nadie a quedarse, o no podría hacer fiestas como su amigo, pero dos o tres invitados para inagurar su casita , tenía en mente , pues se congregaba en una Iglesia Cristiana cerca de donde vivía. Hizo un pequeño jardín donde su esposa se entretenía sembrando flores mientras su esposo iba a trabajar para ganarse el sostén de su familia. Sus dos hijos compartían la misma habitación , pues no había mucho dinero para hacer muchas habitaciones. Pero eran muy felices y juntos leían la Biblia y se reunian a orar en la pequeña salita que construyó, donde se divisaba una cocina pequeña, pero muy acogedora.

Ya estaban las dos casas terminadas. El de la pequeña casa la inauguró con un grupito de hermanos, no muchos porque la casa era pequeña. Allí cantaban, oraban y leían la Palabra. Había gozo y paz en aquel lugar. El otro hombre también inauguró su casa. Trajo la mejor orquesta, había mucha comida y solo se oian las risotadas por todos lados. Unos tomaban para alegrar sus vidas y bailaban al compás de la música. En la casita cantaban himnos al Señor, no había mucha comida pero compartían entre ellos lo poco que había.

De pronto se oyeron truenos y relámpagos. “Parece que va a llover”, dijo uno de los convidados de la mansión. Corrieron dentro de la casa grande porque la fiesta era en la gran terraza que daba al mar. Llovía, llovía, llovía, relámpagos y truenos estremecían el firmamento como si Dios estuviese airado en ese momento… Los de la casa pequeña se agarraron las manos e hicieron un círculo y oraban fervientemente mientras tronaba y relampagueaba. No tenian temor, solo cantaban a ratos y oraban a ratos, mientras afuera se oía el viento soplar con fuerza y grandes charcos de agua se formaban por tanta lluvia. Alguien de la casa grande miró por la ventana y vió olas gigantescas que se alzaban y amenazaban con llegar hasta la gran mansión. El mar crecía y se embravecía mas a cada rato. Las olas empezaban a acercarse más y más. Ahora los de la casa grande tenían temor. “Tranquilos estamos a salvo” dijo el dueño. Esta casa está fuerte, yo la construí con las mejores maderas, sin pensar que las aguas estaban empezando a hacer erosión en los cimientos de la casa, pues estaba a la orilla de la playa. El mar seguía embravecido y las olas finalmente hicieron su entrada triunfal en la terraza y amenazaba con destruirlo todo. En la casa chiquita los hermanos seguían orando y clamando por la misericordia de Dios,pero no tenían miedo. Ellos estaban confiados que si algo pasaba ellos se irian con el Señor a morar a una mejor vivienda, una mansión que el Señor tiene preparada para sus santos en gloria. La casita no era tan grande y no sufrió mucho daño, con excepción del jardín de flores que por el viento y la lluvia, destruyeron algunas plantas, pero la casita quedo intacta y los que estaban dentro le dieron la gloria a Dios por haberlos librado de la tormenta. La mansión fue otra historia triste por cierto. Las olas vinieron con toda su fuerza, envestida tras envestida, llenaron la terraza, rompieron las ventanas y el agua inundó las grandes salas y recorrieron a todos lados dañandolo todo, los fuertes vientos arremetieron con fuerza y las grandes ventanales estallarón como palomitas de maiz en el fuego. También el viento y las grandes olas azotaron los cimientos de la gran casa cediendo estos y derrivando la mansión junto con los que estaban dentro celebrando. Su ruina fue grande sin que se pudiera evitar el desastre. Tu que has leido esta historia , te enseña algo, se parece a algo que has leido antes.

¿Dónde quieres tú construir tu casa? Si construyes en la roca inconmovible que es Cristo tendrás, tu vida asegurada. Esa es la mejor covertura que puedes encontrar, para tu vida. Estarás seguro y protegido para siempre no tendrás temor de nada, porque Dios estará contigo cuidándote por siempre. Entrega tu vida a Jesús. Es la roca de la salvación acéptale como único y exclusivo Salvador. Pídele que te perdone y te acepte como su hijo. Confiésale tus pecados a Él. Romanos 10:9,10

Mateo 7:24-27: Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. (RVR1960)

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